viernes, 24 de abril de 2015

​La Capital del Cielo


En Colombia existen muchas ciudades con grandes edificios y pequeñas casas, con parques y desiertos, con ríos y  caños, con avenidas y calles rotas, con museos y cárceles, con lluvia y sol, con sur pero sin norte, que son alegres y tristes, bullosas y mudas, limpias y contaminadas, prosperas y atascadas, congestionadas y despejadas, pero dentro de esas muchas ciudades de Colombia que son paradoja, hay una sola que es la capital del cielo.


Cali, o dicho de manera oficial, Santiago de Cali. A ella se llega en carro en 10 horas, atravesando por una vía, que como Colombia, es paradójica, “La línea” 21 kilómetros de solo curva, que si no se conocen bien, tardan en ser atravesadas alrededor de una hora.


La llegada a Cali está marcada por el río Cauca, tan pronto se pasa por el puente que deja en el fondo al río, se empieza a ver, si es fin de semana, a los habitantes caminar desde temprano hacía el rio a darse un chapuzón y pasar el día con familiares o amigos. Casi siempre amigos.


Cansado del viaje pero con la expectativa de descubrir esa ciudad que discrimina a lo demás como loma, me fije, por culpa del complejo paranoico bogotano, que en Cali ¡No hay trancones! Desplazarse por la ciudad es tan fácil que a cualquiera le dan ganas de ponerse a manejar. Esa ciudad de semáforos blancos con negro, me dio una muy buena primera impresión.


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La Ermita


Al llegar a esta ciudad es inevitable no pensar en las muchas canciones que le han compuesto, muchas más que a cualquier otra ciudad, entonces llega a mi cabeza una letra que dice: “Si huele a caña, tabaco y brea, usted está en Cali, ay, mire, vea. Si las mujeres son lindas y hermosas. Aquí no hay fea, para que vea”. Lo cual, no es verdad.

https://www.youtube.com/watch?v=5WJCXVtVvZk


La imaginaba mucho más calurosa, el clima no pasa de los 20 grados centígrados lo cual la hace, a mi parecer, mucho más acogedora. Es sábado en la mañana (más o menos las 7) y las personas caminando por ahí son contadas.


Me di cuenta del primer cambio cultural al momento de desayunar; le pedí al mesero un café y me trajo un tinto, con voz amable le dije: “Oye, que pena, yo te pedí fue un café” a lo que él me respondió… o me preguntó, con acento valluno: “¿Vos no eres de Cali cierto?” y yo conteste: “No señor, de Bogotá”  entonces el mesero me explicó que en Cali el café era así, y que a lo mejor lo que yo quería era un “pintao” o sea café con leche. Afirmé con la cabeza y de manera muy amable él volvió con mi pedido.


Por el cansancio busque hospedaje y me acosté a dormir, muy cómodo por cierto, ya que la temperatura de Cali basta para acostarse sin necesidad de arroparse más que con una suave cobija o con nada, así de fácil.

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Loma de San Antonio, donde "El Duende" vende sus artesanías.


Pasadas 7 horas ya eran las 3:30 pm cuando me desperté, un breve duchazo y a salir ya con los cinco sentidos dispuestos a conocer la ciudad. Y con lo primero que uno se puede encontrar al caminar hacia el centro, es con la famosa Ermita.


Ese lugar engañoso, que de lejos se ve imponente, gigante, alto y grande, pero que al entrar se puede recorrer en 20 pasos de ancho y 45 de largo, popular por su estilo copiado de otras iglesias de Alemania, referente arquitectónico de la ciudad. Quien no pase por la Ermita sencillamente se perdió de tal vez el monumento más emblemático de Cali.


Y dije tal vez porqué existe otro sitio muy emblemático para la ciudad salsera, "El Cristo Rey" un monumento que desde el occidente vigila a Cali, construido en octubre de 1953, según me cuenta "El Duende" un personaje que me ayudaría en mí recorrido por esta ciudad.


Duende es un caleño que vive de vender artesanías en la calle, se llama Alejandro, pero lo conocen más por un sombrero puntiagudo que lleva en la cabeza y su estatura (mide 1,62 mts), el apodo se lo ganó "bien ganado" dice él. Quien además, no solo se dedica a la venta de artesanías, para ganarse unos pesos extra Alejandro cuenta cualquier historia de Cali. 


Dice que empezó a conocer Cali cuando un turista le dijo que, si se aprendía la historia de la ciudad, cuando volviera le compraría más artesanías, de lo contrario iría a compararle a alguien más.  Y "Duende" se dio a la tarea de conocer la historia de Cali, de sus monumentos, de sus mitos y leyendas, de sus canciones, artistas, edificios, límites y cordilleras, todo de Cali.


Me contó que en la ciudad existe un refugio para animales maltratados por el hombre y que la policía decomisa, "Refugio Villa Lorena" se llama, en él, hay un tigre sin garras, un leopardo sin dos patas, un mico tuerto, un caballo al que le falta la piel por un machetazo, una gran cantidad de aves sin alas, y un león que sin colmillos abraza a Ana Julia, la fundadora del refugio. Lastimosamente todo esto lo sé por videos de Youtube y por cosas que me cuenta El Duende, porque el refugio no está abierto al público y de igual manera Ana Julia estaba en Cartagena, pasando la Semana Santa. Lástima, hubiera sido una buena crónica. Era la idea principal.


Sin embargo lo que sí tuve oportunidad de conocer fue el parque de las gatas, me dio risa al escuchar el nombre, pero es literalmente un parque de gatas, algunas hechas en plástico, otras hechas en fibra de vidrio, pero todas, las 15, novias de un mismo gato.  


A ese parque me llevó duende, así como me llevo a conocer San Antonio, un barrio colonial, ubicado en las lomas del occidente,  que me recordó a la Candelaria en Bogotá, muy parecido. Según cuenta mi guía (El Duende) en esa iglesia se bautizó a Manuela Josefa Bolívar Cuero, la única hija del Libertador Simón Bolívar, llamada así en honor a Manuelita Sáenz, el verdadero amor de Bolívar. Muchos creen que la heredera es sólo un mito, pero el duende asegura que sí existe. 


De repente escuché una de las canciones himno de la ciudad, esa que lleva una frase casi de batalla para los caleños "Cali es Cali, lo demás es loma", la repito y le digo a Alejandro con acento caleño, que vergüenza ponerme a imitar a los caleños, "Ve y esa frase porque es tan popular"  a lo que él me responde: "Mire" señalando hacía Cali. Entonces la respuesta fue obvia, según estadísticas el 80% de Cali está construido en planicie.

https://www.youtube.com/watch?v=7KxkMLAZlzw


Pensé que tenía una historia más chévere le dije al duende, con respecto a la frase, a lo que él me dijo, "le tengo una historia más bonita", ¿Has escuchado que a Cali le dicen la sucursal del cielo?" -"Sí claro" contesté. Entonces me contó la historia más bonita que haya escuchado de Cali. Resulta que para 1928 Cali era la anfitriona de los Juegos Olímpicos Nacionales. La ciudad contaba con muy pocos hoteles que en corto plazo se llenaron, así que los ciudadanos en un acto de respaldar su ciudad, y por supuesto de conseguir algo de dinero, arrendó sus propias casas.

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Gata dormida


Del armario se sacaron las mejores sábanas, los cubiertos de plata que eran intocables fueron estrenados por los visitantes, los pisos de casas y apartamentos comenzaron a brillar, el olor a flores impregnado en todo el ambiente. Cali completa se vistió para atender a la visita, los dueños de las casas se convirtieron en empleados y mayordomos, cedieron sus mejores cuartos y prepararon la mejor cena. Los turistas estaban tan complacidos que empezaron a rotar el rumor de si Cali era la sucursal del cielo. La amabilidad de su gente se quedó pegada en los corazones de los visitantes que con cariño la bautizaron así.


Amabilidad que yo comprobé en esos dos días de estadía, fui tras de una historia, de un personaje que se prestara para una crónica, pero sin darme cuenta quedé sumergido en ella. Más allá de nombrar el nivel de violencia que sufre Cali, tanto que para los motociclistas hay toque de queda después de la una de la mañana y pueden tanquear hasta las 8 de la noche, la imagen que me llevo de Cali es la de una ciudad amable, sin trancones, con un sistema de trasnporte llamado mío (parecido al transmilenio) que no ha colapsado.


"Cali es Cali y lo demás es loma", "Cali es la sucursal del cielo", son frases que se adentran cuando uno pasa por esta ciudad. 

Por: Wilmar Rodríguez Castillo

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